domingo, 27 de marzo de 2011

De acertijos y demás misterios.

Adivina adivinanza...
Si observas el cielo,
si cuentas los rayos que caen y
los agujeros que dejan en el suelo.
Si tras los dedos de tus manos miras
y un sordo grito lanzas al infierno,
lastimero, tembloroso, ingenuo y fiero,
podrás de algún modo adivinar
cómo mi mellada alma vaga por este cuerpo mío,
dolorido y quebrado aunque entero.
Cómo este sufrimiento olvidado
en ocasiones, si no es cierto,
ha sido partido en dos,
aislado en una caja de vidrio
gélido y transparente como el hielo de diciembre.
Adivina adivinanza...
adivina cómo me siento.

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